El último día del mes de febrero es el Día de Andalucía,
ocasión que en los colegios e institutos solemos aprovechar para
dedicar el mes más corto del año a profundizar en el patrimonio musical
andaluz, tan amplio, variado y rico en personalidad.
Mi propuesta para este año es el Zorongo gitano, una de las piezas contenidas en la Colección de canciones populares antiguas que Federico García Lorca, profundamente convencido de la Importancia histórica y artística del primitivo canto andaluz llamado “cante jondo” y del folclore de su tierra en general, recopiló y arregló para voz y piano. Esta versión podemos escucharla en esta grabación de 1931 en la que el mismo poeta acompaña al piano la voz de la Argentinita que canta los siguientes versos:
Tengo los ojos azules,
Tengo los ojos azules,
y el corazoncito igual
que la cresta de la lumbre.
De noche me salgo al patio
y me harto de llorar
de ver que te quiero tanto
y tú no me quieres ná.
Esta gitana está loca,
loca que la van a atar;
que lo que sueña de noche
quiere que sea verdad.
Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.
Cuando fuiste novio mío,
por la primavera blanca,
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.
La luna es un pozo chico,
las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazas,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.
Tanto en la refinada versión de Teresa Berganza, acompañada a la guitarra por Narciso Yepes, como en la de la húngara Orsika Tóth, que simultanea con gran energía y expresividad el cante y el toque, hay tres estrofas más.
La versión de Paco de Lucía,
por el contrario, no tiene ninguna letra. Las notas de su guitarra no
precisan versos para entrelazar un diálogo en clave de flamenco-jazz con
el saxo de Pedro Iturralde.
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